La situación del sector de la masa y la tortilla en Tapachula se ha vuelto cada vez más complicada debido a la proliferación de tortillerías clandestinas.
Estas operaciones ilegales no solo evaden el pago de impuestos, sino que también incumplen con las normas higiénicas y de seguridad establecidas. Al utilizar motorepartidores, estas tortillerías se convierten en competidores desleales, lo que agrava aún más la crisis que enfrenta el sector. Además, los industriales de la masa y la tortilla están sometidos a la presión de la delincuencia, que los amenaza y extorsiona, creando un ambiente de inseguridad que afecta su operación diaria.
Alejandro Ricaldi Jiménez, presidente de la Asociación de la Masa y la Tortilla de Tapachula, ha señalado que el problema de la delincuencia no es exclusivo de su sector, aunque han sido víctimas de robos y extorsiones por parte de grupos criminales. La preocupación entre los empresarios de Tapachula es palpable, especialmente ante la posibilidad de que la situación se agrave, como ha sucedido en otras regiones del estado, donde se han reportado casos de tortillerías incendiadas, como en Villaflores.
En localidades como Puerto Madero, algunos propietarios han optado por abandonar el negocio, traspasando sus establecimientos o buscando alternativas para evitar ser víctimas de la violencia y la extorsión. Esta tendencia refleja una creciente desconfianza en el futuro del sector, lo que podría tener repercusiones significativas en la economía local.
A pesar de estos desafíos, Ricaldi Jiménez expresa un cierto grado de optimismo, confiando en que se puedan implementar estrategias efectivas para mejorar la seguridad en el sector empresarial, particularmente para los tortilleros. La necesidad de acciones concretas y la intervención de las autoridades son cruciales para restaurar la confianza y garantizar un entorno seguro para el desarrollo de sus actividades comerciales.